Agradar al presidente

Inédita etapa preelectoral

En una inédita temporada preelectoral, para quedar bien, ante los ojos del presidente Andrés Manuel López Obrador, basta con copiar su narrativa y elegir a su “villano favorito”. Se trata de replicar y, a veces arropar, lo que se dice en las mañaneras, en Palacio Nacional.

Para agradar al presidente, en el caso de los diputados y senadores, sólo se requiere aprobar las iniciativas de reforma o las nuevas leyes que él envía al Legislativo, para consolidar una supuesta cuarta transformación, que, en realidad, nadie conoce y que cada quien la interpreta a su entender. Circulan, por ahí, ahí algunos panfletos, pero si no leen siquiera las iniciativas, mucho menos estos documentos.

Los que buscan ocupar un cargo de elección popular, como los primos Alejandro Armenta Mier e Ignacio Mier Velazco, quienes aspiran a la gubernatura de Puebla, es necesario dar un plus.

En una mañanera, cualquiera porque todas son igual, López Obrador elige a su oponente, lanza los primeros golpes y se mete a su departamento, en Palacio Nacional. Los primos, quienes por cierto traen un pleito casado entre sí, son los primeros en ponerse los guantes y continúan con el golpeteo, a través de entrevistas, conferencias de medios o en sus redes sociales.

En ese plus, para agradar más al presidente, tratan de interpretar sus deseos. Un día, por ejemplo, el mandatario habló de la necesidad de reformar al poder judicial y, a los pocos días, el senador Alejandro Armenta Mier presentó una iniciativa para que jueces, magistrados y ministros, integrantes del Poder Judicial de la Federación sean elegidos en forma directa, a través del voto popular.

Su iniciativa con proyecto de decreto buscar que se reforme el artículo  94 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para quedar así: “Artículo 94. Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en una Suprema Corte de Justicia [de la Nación], en un Tribunal Electoral, en Plenos Regionales, en Tribunales Colegiados de Circuito, en Tribunales Colegiados de Apelación, los Juzgados de Distrito y el Consejo de la Judicatura Federal electos de acuerdo a la temporalidad predeterminada en la leyes competentes, por mayoría relativa y voto directo de los ciudadanos mexicanos”.

En el texto, el legislador morenista también busca modificar más apartados de la Constitución, adicionando el Artículo 12 bis y reformar los artículos 22, 106, 108, 109 y 207 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LEGIPE); así como la reforma del artículo 179, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación (LOPJF).

“La elección del poder judicial será directa y en los términos que disponga la ley electoral […] Si el Poder Ejecutivo y Legislativo es sometido a consideración popular, lo justo sería que también el Poder Judicial”, argumentó el senador.

Ignacio Mier Velazco no quiso quedarse atrás. No sólo para agradar al presidente, sino sumar puntos para la elección del candidato de Morena a la gubernatura de Puebla. Él anunció que propondrá una consulta popular para que él pueblo de México decida si los 11 ministros de la SCJN deben ser electos por el voto directo.

El diputado confía en que Morena y sus aliados, alcanzarán casi el 60 por ciento de los votos en el Congreso. Por lo que, piensa que la consulta se lleve a cabo en agosto de 2024, una vez que concluyan las elecciones en Coahuila y Estado de México. Para que ello suceda, es necesario convocar a un periodo extraordinario de sesiones; está seguro en lograrlo.

Los primos deben estar contentos, porque López Obrador no sólo aplaudió, sino que apoyó las propuestas.

Para agradar al presidente, las corcholatas, por su parte, insisten en continuar con la transformación. Claudia Sheinbaum es quien más se ha mimetizado con el mandatario; en sus reformas, en su discurso y hasta en el modo de hablar. Pero, por más que busca, no ha logrado igualar el carisma de López Obrador. Quiere ser graciosa y se ve ridícula.

Ricardo Monreal, por su lado, se ha distanciado de la transformación que promueve López Obrador; no tanto por los temas y los objetivos (incluso está de acuerdo con ellos), sino la forma o los métodos utilizados. Por ejemplo, la inseguridad; el senador habla de la necesidad de revisar la estrategia y el mandatario está convencido que la suya es la mejor y no está dispuesto a modificarla. El jefe del Ejecutivo promueve la polarización y el legislador presentó su Proyecto de Nación, con énfasis en la reconciliación nacional. Sheinbaum y Adán Augusto López promueven esa división entre los mexicanos.

Y esto último, la división, podría registrarse en las filas de Morena. Como tienen la idea de que van a arrasar en las elecciones del 2024 y que, por lo tanto, quien gane la candidatura de Morena a gobernador, diputado o senador, prácticamente, tiene ya el cargo, va a provocar una lid interna muy intensa.

De hecho, las corcholatas ya lo están viviendo. La mayoría ha denunciado ser víctimas de la guerra sucia, principalmente, en redes sociales.

Está por demás esa pugna, porque, de lo que se trata es, simplemente, ser agradable ante los ojos del presidente.